LA CAVA MÁS PEQUEÑA Y PERSONAL DE SANT SADURNÍ D'ANOIA La nuestra es la cava más pequeña y personal de Sant Sadurní d’Anoia, la cuna del cava. Nuestra reducida dimensión siempre nos ha permitido hacer lo que nos gusta y como nos gusta. Defendemos un concepto independiente, alejado de la gran distribución, con la vista puesta en lo que hacemos y en lo que haremos, pero sin olvidarnos nunca de nuestras raíces, del respeto que nuestro oficio nos merece y de nuestra razón de ser: elaborar cavas de calidad, dar a conocer la cultura del cava y transmitir la dedicación y pasión con que elaboramos cada una de nuestras botellas. Limitar voluntariamente el número de botellas que elaboramos anualmente nos permite ser fieles al más puro estilo tradicional artesano, lo que implica no mecanizar los procesos de removido y degüelle de las botellas, no añadimos clarificantes químicos, seguimos removiendo a mano, no congelamos el cuello de la botella para el degüelle sino que degollamos en caliente, como siempre se ha hecho para respetar la calidad del cava y, muy importante, degollamos en exclusiva para nuestros clientes: nuestros cavas no están durante meses almacenados a la espera de ser vendidos sino que llegan al cliente con el tapón de corcho recién puesto. ¿Y eso qué significa? Que, cuando el cliente recibe nuestros cavas, éstos se conservarán en óptimas condiciones durante aproximadamente 16 meses, mientras que otros cavas llegan al cliente con varios meses de tapón de corcho, por lo que éste se ve obligado a consumirlos apresuradamente para que no se le estropeen. Un dato a tener en cuenta: ninguno de nuestros brut nature lleva azúcar añadido después del degüelle, contienen menos calorías y los diabéticos pueden consumirlos con moderación. En la elaboración de nuestros cavas utilizamos exclusivamente variedades de uva autóctona del Penedés. De la primera prensada, obtenemos la flor del mosto, que sometemos a fermentación controlada, utilizando la rima para su segunda fermentación y el pupitre para el removido manual. El degüelle al vuelo de las botellas, sin alterar su temperatura, cierra el paréntesis de un delicado proceso de crianza. Los cavas CONDE DE VALICOURT hacen su crianza en rima. Para el cava Joven, de 12 a 15 meses. Para los Reserva, de 15 a 30 meses y, para los Gran Reserva, de 30 meses en adelante. Ninguna botella CONDE DE VALICOURT se comercializa por debajo de estos tiempos de crianza. El resultado: cavas únicos, elegantes, saludables, de paladar sofisticado, burbuja persistente y fina -tipo rosario-, y con todos los matices que sus años de crianza y buen hacer les transmiten. Cavas, como a nosotros nos gusta definirlos, en estado puro.